sábado, 13 de agosto de 2011

11-Agosto-11

¡Sigo festejando un año de blog! Esta semana tengo un invitado especial... mi primer libro, lo escribí cuando tenía 29 años. Esta es la primera vez que publico algo de "Confesiones de un moribundo" (R) Sin duda ésta es la mejor semana para hacerlo. Creo que todos alguna vez pasamos por situaciones que no entendemos, y algunas ocasiones podemos llegar a una encrucijada en la que debemos decidir entre vivir o morir. Yo decidí vivir y estas son las razones por las que lo hice:
_____ _____ _____

¿Por qué decidí vivir?
Nunca quise morir. Pero tampoco quería vivir. Una noche me di cuenta que sin importar lo que hiciera, el día siguiente sería igual a hoy, igual a la semana entrante, igual a la noche en que vivía. Sin embargo, sabía que no quería morir. Recorrí todos los lugares que me traían recuerdos, pero sin importar lo que fuera, me daba cuenta que todo era dolor, angustia y una mentira. En una ocasión un preso de un campo de concentración preguntó si valía la pena todo su sufrimiento, pero alguien más hizo una pregunta. ¿Valdrá la pena todo el sufrimiento de todos los hombres a lo largo de toda la historia de la humanidad? ¿Valdrá la pena todo este dolor infinito para vivir la vida? Durante semanas pensé en mi respuesta, me jugaba la vida en ella. Oraba a Dios por una respuesta, esperaba que un gran hombre de fe, me contestara. Pero encontré la respuesta en un hombre alejado de Dios. ¿Vale la pena vivir? Si, si vale la pena porque los momentos que rompen nuestro dolor son más grandes y más profundos que cualquier sufrimiento. La vida vale la pena por la sonrisa de aprobación de un niño, por las primeras lluvias que tocan la cara, por una luna disfrazada, por París, por el Popocatepetl y el Ixtlazihualt, por el jugo de naranja, por un buen libro, una chimenea, el olor a pino, la música de Beethoven (En especial por Claro de Luna) vale la pena por Versalles, por la sonrisa de una niña, vale la pena por el Lago de los Cuatro Cantones, por el tequila, por una nevada en León, por Central Park, por Madison Av. y la Quinta Avenida, vale la pena por El David y la Sixtina, por una Coca fría, por mis perros, por los girasoles de Van Gogh, por la cara que ponemos cuando comemos uvas agrias, por el ulular del viento en los árboles, por los chocolates, por el despegue de un avión y por el miedo que se siente en una turbulencia. Quiero vivir por el azul del mar en Cancún, por las escaleras eléctricas en Mónaco y por su casino donde no gané nada. Quiero vivir porque un italiano dijo que “La Vitta é Bela” quiero vivir por la Torre Eiffel, por la alegría de recibir mi primer email. Quiero vivir para conocer Asia, África y Oceanía, quiero vivir para ver brincar a un canguro, para ver la Monalisa, para demostrar que soy más fuerte que la vida. Quiero llorar junto al Muro De Los Lamentos, orar en Belén y abrazar los muros de Jerusalén. Por qué morir cuando no he visitado el Louvre, todavía no termino la novela que pensaba y tampoco he ganado mucho dinero, quiero tenerlo para conocer Petra, vivir un invierno en una casa de madera, Quiero caerme de mis esquíes y cuando vaya cayendo comer nieve, y saber que sigo vivo. Quiero vivir por la pena que siento cuando hablo por teléfono, cuento mi vida ¡Y era número equivocado! Quiero vivir porque a mis pantalones de mezclilla no se les han roto la tela de las rodillas, tampoco he visto nacer un pollito. No puedo morir porque tengo que bajar algunos muchos kilos y no quiero ser cruel con quienes carguen la caja. Quiero vivir porque Benigni mató de coraje al impronunciable y ni él, ni su campo de concentración pudieron contra el amor y la alegría. Vivo, vivo porque no he visto mucho teatro y en el ballet no he visto caer a más de una bailarina. Porque el ruido de los relámpagos me encanta, porque el frío de la noche se va con una simple cobija. Quiero vivir porque no he visto ninguna rosa azul y eso que dicen de los girasoles no me consta y lo quiero averiguar. Quiero vivir por el recalentado de Navidad por las fiestas sorpresa, donde la única sorpresa es que el festejado ya sabía. Quiero vivir por la cara de quienes no cantan las mañanitas en las fiestas, y apenados, simplemente sonríen,

           Viviré porque es bonito estrenar un cuaderno, caerse cuando intentas patinar, es horrible cuando en una buena película se acaban las palomitas. Tengo que vivir porque es grato recibir una visita inesperada. Hay tantas cosas que ignoro como el Italiano y el Francés, las ecuaciones diferenciales a las que nunca entendí y todavía no sé para qué rayos sirve saber que un Newton es “Kilogramo metro sobre segundo cuadrado”.

 Debo vivir porque de niño pensé que la vida era rosa, me dijeron que no era cierto, y tenían razón, pero no voy a dejar de luchar hasta conseguir que por lo menos la mía sea de ese color. Quiero vivir porque es bueno reír, tener esperanza, soñar, idear, descubrir, emprender. Quiero vivir porque soy un mal pintor y eso, eso si para morirse de risa.

          Quién se atreve a morir sí no ha...
_____ _____ _____
Me gustaría que escucharan la canción del video, las imágenes no tienen nada que ver. Sólo la música.
¿Ya despertaste?
Gracias por leerme.
José,

A esta vida vine a vencerme.
Twitter: @JoseElPensador
(Ya no soy soñador, porque ya desperté)
__________
Para dudas, comentarios y sugerencias de temas escribe a jandradel@hotmail.com
__________
(R) Todos los derechos reservados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario