domingo, 17 de junio de 2012

Palabra

Les voy a platicar algo que pasó estos días. Mi hermana cerró un trato con una persona, se establecieron las reglas, el precio y los términos generales. Como no era un negocio de mucho dinero, no se hizo ningún contrato. Pasaron ocho días después de la negociación, no hubo ningún cambio en la situación, ni nada, la persona que había cerrado el trato con mi hermana dijo: "Alguien me vino a ofrecer más dinero y por eso, ya no puedo respetar el trato que teníamos"

Mi hermana le dijo a éste señor que el negocio había cumplido en tiempo y forma con todo lo establecido y que no podía aceptar el cambio. Esta persona dijo: "¿Le firmé algo?" y bueno, claro que no había firmado nada, pero le recordó que habían hecho en trato, éste señor le dijo: "Las palabras se las lleva el viento, es cierto, cometí un error, pero no voy a pagar las consecuencias de mi error, que las paguen otros."

El asombro de todos era gigante. Este "señor" no sólo carece de palabra, sino que aparte es un cínico. Después todavía agregó que en "la vida real" las personas ya no tienen palabra, que aparte si un día tiene un accidente de coche, pues intentará culpar al otro para no pagar.

Después de todo esto, al recordar con nostalgia el orgullo de ser mexicano, de cumplir con los acuerdos, y que esto era algo de todos los días, ahora hemos llegado a un nivel de cinismo y de desfachatez que sólo nos demuestre que muchos han dejado de tener amor propio. 

Mi papá me enseñó que cuando se da la palabra, se cumple y me dijo: "Tú cumples aunque traigas las tripas de fuera" y esa lección nunca se me ha olvidado. 

En el caso extraordinario, en el que no puedas cumplir tus compromisos por causas ajenas, ya sea por una enfermedad o por perder un avión, tienes que ir, dar la cara y compensar tus acciones. 

Yo todavía pienso que a las palabras no se las lleva el viento. Y también creo que la persona que no cumplió su trato con mi hermana, que dista mucho de ser "un señor," hace de México un país más pobre. Daña y maldice, con su falta de respeto hacia sí mismo. Esta persona demostró que no vale y que por quinientos pesos es capaz de traicionarse y traicionar a otros. 

¿Y ante esto qué nos espera? ¿Habrá un político que pueda enseñarnos a cumplir con nuestro honor? ¿Las mejores escuelas del mundo podrían ayudarnos? ¿El PRI o el PAN o el PRD podrían hacer algo? Por supuesto que no, el honor nace desde muy adentro de cada uno de nosotros. Muchos esperan que el próximo presidente sea un mesías, pero el candidato tan sólo aspira a ser presidente de México.

¿Qué se hace en estos casos?


¿Ya despertaste?
Gracias por leerme.
José, 

A esta vida vine a vencerme.
Twitter: @JoseElPensador
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Para dudas, comentarios y sugerencias de temas escribe a jandradel@hotmail.com
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