domingo, 7 de noviembre de 2010

Los valores, la solución final.

He escuchado con singular emoción hablar de los valores como fundamento vital, eterno e insustituible, de la existencia humana. Me causa un poco de sorpresa, porque personas de muy distintos niveles o situaciones, comentan los valores como si fueran tangibles. Y de esto quiero comentar esta semana. Estimados amigos: Los valores no existen. Sin importar la clasificación, el nivel, los tipos o los subtipos, las categorías o el cariño que les tengamos: Los valores no existen.
Para este momento, sí alguien sigue leyendo, me remontaré a Platón, el padre de las ideas perfectas. Platón fue un filósofo griego, que pensaba que el hombre había existido en un mundo previo, el mundo de las ideas y que allá habíamos conocido el amor, la verdad, lo bueno, lo bello y lo perfecto; pero por alguna razón, nuestra alma, que vivía allá, llegó a la tierra, entró a este cuerpo malo, sucio y pecador, donde el alma estaría presa y ahora sólo recordamos las ideas perfectas. En realidad cuando vemos una flor, no es que veamos, la flor, sino que vemos una imagen que nos recuerda la idea perfecta de la flor. Allá, en el mundo de las ideas, existe la flor perfecta; aquí en la tierra (El mundo sensible) no existe la flor verdadera, sino una vaga imagen de la verdadera flor.
Está de más decirlo que soy antiplatonista; para mí, el mundo suprasensible de Platón no puede ser demostrado, por lo tanto es un concepto imaginario.
Tomemos en concepto de "Madre" Para Platón, una verdadera madre debe cumplir con los requisitos ideales (mundo de las ideas). ¿Es una madre aquella mujer que regala a su hijo? ¡Por supuesto que es madre! Porque cumplió con el único requisito necesario para ser madre: Tener al menos un hijo. El que no cumpla su función como tu o como yo quisiéramos, es otro tema. Pero para Platón, esta mujer no sería una verdadera madre.
Tomando el "valor" del amor. ¿En base a qué regla podríamos saber qué es el verdadero amor? Una mujer golpeada, podría decir: Mi esposo ya no me quiere, porque esta semana no me ha golpeado... y hay casos. O tomar el ejemplo de una madre judía ortodoxa, que ama a su hijo enseñándole mil conceptos religiosos que podrían resultar imposibles de comprender para nosotros.
En este mundo hay muchas ideas, sabemos que como piense la mayoría no puede ser nunca tomado como base, porque sí así fuera el mundo sería plano todavía; sin embargo, quiero invitarlos a que tomen como base para su vida, la ética.
La ética no tiene resoluciones eternas, porque es modificada cada vez que la ciencia demuestra que estábamos equivocados en algún concepto. La ética no es regional, ni propia de una región o cultura, como si son los valores. Los valores son una muy reducida guía para iniciar la vida en la primaria; pero dista mucho de los requerimientos del siglo XXI.
Nietszche escribió en varios de sus libros ataques frontales contra los valores, aquí intenté mostrarles una reflexión muy ligera de su pensamiento.
La ética está muy por encima de los valores, es para adultos pensantes, comprometidos consigo mismos y con su entorno.
Los valores y la moral son lo que todos dicen, la ética es lo que la ciencia me hace pensar. Hay quien sigue el pensamiento de la mayoría, hay quien sigue el pensamiento de la minoría, pero "Yo prefiero pensar como yo pienso" citando a mi mamá.
Con esto no quiero decir que está mal ser honesto, bueno, leal, fiel; pero no lo voy a ser, porque supongo que es lo correcto, lo voy a hacer convencido de lo que hago, con razones lógicas, porque yo descubrí que es bueno para mí.
Los valores no existen, son aire, son ideas platónicas, están en el mundo suprasensible.
La ética es real, científica, demostrable.
Jesucristo jamás basó su vida en los valores, por el contrario, él elevó la medida y sus decisiones se basaron en la ética. Los evangelios muestran a un hombre ético, no a un hombre con valores.
Así que: Yo no tengo el valor y me vale.
Yo tengo ética y eso, eso es lo que vale.
Gracias por leerme.
Gracias por sus comentarios.

1 comentario:

  1. Felicidades primo!!! que padre el escribir temas que te dejan siempre algo para meditar. Ilse

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